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REDIMIR EL TIEMPO


REDIMIR EL TIEMPO
APORTACIÓN LITERARIA
DE UN MIEMBRO DE LA IGLESIA DE DIOS


Mirad, pues, cómo andéis avisadamente; no como necios, mas como sabios; Redimiendo el tiempo, porque los días son malos. EFESIOS 5:15-16

En no pocas ocasiones hemos oído decir o nosotros mismos lo hemos dicho “No tengo tiempo” “no me alcanza el tiempo” “no rinde el tiempo” “Estas perdiendo el tiempo” y hemos llegado a desear que el día tenga más horas porque solo así podríamos con las tareas que nuestra vida implica. A continuación presentamos a ustedes un breve análisis de porque no alcanza el tiempo y una propuesta de cómo optimizar el uso del mismo.


Muchos han sido los que han pretendido definir el tiempo, sin embargo creemos que más importante que definirlo es identificar de qué está constituido y esto es de momentos. Si como es aceptado de manera general, una línea está formada de una cantidad innumerable de puntos, entonces la llamada “línea de la vida” está integrada por una cantidad innumerable de eventos, de momentos de todo tipo que vemos casi siempre hacia atrás por ignorar cuantos eventos más hemos de vivir por nuestra naturaleza mortal. Así pues debemos poner especial atención en que como dijo Salomón “cada cosa tiene su tiempo”, y centrar nuestra atención en la forma en que lo estamos utilizando y de qué clase de eventos está llena nuestra vida. Busquemos en nuestra memoria el más feliz de los momentos vividos y también alguno que fue frustrante por no haber “estado a tiempo”. En el primer caso, recordar el momento feliz nos ayuda a fortalecer la autoestima y creer en las bendiciones de Dios. Por el contrario, cuando el hecho nos habla de la mala utilización que hemos dado a nuestro tiempo, nos sentimos frustrados, y nuestra estima se ve disminuida. Todos conocemos a alguna persona que llega siempre tarde, a la cual nuestras palabras al momento de su llegada siempre están cargadas de recriminación que busca incomodar a quien actúa de manera tan irregular. Cabe mencionar que aunque el impuntual sabe que está siendo recriminado justamente, en ocasiones responde de manera agresiva tratando de evitar momentos dolorosos por saber él mismo que está actuando de manera indebida.


En la carta que escribe el apóstol Pablo a los efesios les menciona la necesidad de redimir el tiempo, esto quiere decir rescatar el tiempo, aprovecharlo al máximo para ser felices y hacer felices a quienes amamos, identificando que los días son malos y que de no tomar conciencia de que el tiempo es la vida que Dios nos da el Señor nos llama imprudentes y necios, pero que si hacemos un análisis de cómo podemos optimizar este recurso de vida y nos esforzamos en que cada evento nos acerque a Dios y a la felicidad eterna, El Señor nos llama sabios y entendidos.
A manera de ejemplo, pensemos en un deportista que espera poder participar en las próximas olimpiadas, es fácil entender a que dedicará la mayor parte de su tiempo, con entusiasmo y sin dudar dejando muchas otras cosas las cuales por ser tan grande el objetivo que busca solo le “quitarían el tiempo”.


La reflexión se inicia precisamente al llegar a este punto, cuando nos hacemos conscientes de la forma tan desordenada en que utilizamos nuestra vida, proponiéndonos minimizar o desaparecer a los llamados cronofagos, devoradores de nuestro tiempo.


Debemos corregir el rumbo, esto es identificar a nuestros principales cronofagos y establecer un plan para disminuirlos o desaparecerlos. Los cronofagos son todos los aspectos que toman de nuestro tiempo y que por no estar dentro de nuestra programación se convierten en eventos improductivos y de gran frustración afectando el cumplimiento de nuestros objetivos. Algunos de los cronofagos más comunes son:

El teléfono, la televisión, el Internet, las filas de espera, los compañeros, familiares y amigos, el desorden, la mala comunicación.
Estos son sólo algunos, hay muchos más, pero es tarea individual identificar los más feroces en la vida de cada quien. Una vez que sabemos cuáles son, debemos planear de manera particular cómo vamos a atacar estas áreas tan importantes de mejora en nuestras vidas.

Si como el atleta que espera participar de la competencia con la que ha soñado muchas veces, nosotros eliminamos las actividades triviales (que no son urgentes o determinantes para el logro de metas) y nos concentramos en las vitales (actividades que no admiten demora alguna y que están directamente relacionadas con el logro de objetivos), estableciendo prioridades y planeando cada día los eventos que con la ayuda del Eterno han de suceder el día, mes o año siguiente, si damos una parte importante de este tiempo a las cosas que a Dios le agradan, si damos la parte que le corresponde en amor a nuestra familia, si cumplimos con nuestros trabajos o estudios, respetando el tiempo para cada evento; entonces andaremos atentamente, no como necios mas como sabios, hallaremos gracia delante de Dios y delante de los hombres rescatando el tiempo, que es la oportunidad de vida perenne que Dios nos da para alcanzar la eternidad.

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